martes, agosto 1

Equis

Alguien estaba hablando, me estaba hablando. Del cáncer. Yo le había contado que mi primo habían tenido cáncer y que había se había curado, ella me contaba de alguien que conocía que tenía o también había tenido cáncer. Lo que se dice una conversación horrible, chusmerío morboso, las habladuría propiamente dichas. Estábamos en Nanaka, que era como mi casa en ese momento, Ricagno, Tobe, a lo mejor Dani, no me acuerdo, Sole y alguna gente más. A la gente que no le gustan los bares les cuesta entender las mesas de los bares. Hablábamos del cáncer y de pronto me acordé. No fue un recuerdo propiamente dicho, los recuerdos tiene referncias, hay personas, sentimientos, situaciones. Esto fue mucho más abstracto, casi un concepto, la idea de que un amigo mío, hacía mucho, había muerto de leucemia. No tenía con qué sostener este recuerdo, no me acordaba quién, ni cuándo, no me angustiaba recordarlo, ni me excitaba la historia. No tenia idea, pero estaba seguro, en forma totalmente impersonal, como si fuera una cuenta, algo que se sabe pero que no nos importa.
Un par de días después le pregunté a mi viejo. Me dijo que sí, que cuando tenía cinco años, un amigo, el hijo de una amiga de mi mamá que vivía en el mismo edificio, había muerto de leucemia en muy pocos meses. No creo que vaya a acordarme nunca de él.

1 Comments:

Blogger tate said...

ya se sabe que por un lado está la hormiga y por otro la Gran hormiga: algo así como la primera guerra mundial de las enfermedades.

3:30 p. m.  

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