jueves, junio 8

Escándalo II

Hace poco, en una fiesta, el cumpleaños de mi ex - y futura - profesora de francés, se acerca un amigo de mi chica y me dice, de la nada, como si yo pudiera entender, que qué buena onda que soy. Qué buena onda, me dice después, por dejarla venir así. Ella estaba con una remera transparente, muy costi, y un corpiño negro abajo, muy costi también, aunque la palabra corpiño, como la palabra bombacha, tanga, etc. parecen haber sido inventadas por alguien que realmente quisiera borrar todo lo costi de la tierra. Mi chica, muy costi y muy oronda, se paseaba por la fiesta mostrando su corpiño negro y yo, de alguna manera, tendría que haberla reprimido, cuidado, o lo que sea que se espera de un buen novio.

No puedo creer que alguien tenga ese pensamiento. Hace muchos años, cuando todavía era posible esta mentira, conocí una chica que les hacía creer a todos sus amantes, ocasionales, permanentes, que ellos eran el segundo hombre con el que cogía en su vida. El primero era inverosímil, claro, pero ser el segundo, decía ella, los excitaba. Por supuesto, nosotros nunca nos acostamos. Y ella, increíblemente, vivía en el departamento que le pagaba un gordo sindical, el segundo más cornudo de la historia. Hasta que, claro, la echó.

¿Alguien me puede explicar?