Cajas llenas de sopa
La historia de la sopa en lucky lucke
Hace poco mudanza, parte de mudanza en realidad. La parte de guardar cosas, apilar cajas, la primer parte, la más fea en un punto, la que deja los lugares vacíos, inhabitables. Futuro de mudanza, pero entre el futuro y ahora, la mudanza propiamente dicha, futuro posible, seguro, pero no inminente. No hay nada más planificado en el mundo que una mudanza, aunque sea con apuro. Una aburrida ontología fisicalista del hogar. Cosas, cosas y más cosas sin sentido, vueltas inútiles. Puro inventario de cosas aisladas. No hay relaciones, todo es mudo. La mudanza aniquila el mundo. Y sin embargo todo está ahí, en las cajas de cartón, desordenado o prolijamente embalado, no importa. Porque todo es pesado y frágil al mismo tiempo – lo pesado y frágil es lo opuesto a lo delicado: un gordo de barro cocido más que una princesa de cristal.
Todo es viejo, por ejemplo. Las cosas apiladas, salvo, quizá, lo libros, son viejas,. Las cosas usadas no están para ser guardadas. Se arruinan. El tiempo se vuelve recta numérica y el pasado ya no está ahí. Sólo las cosas. Por ejemplo, una cuchara de madera puede ser algo lindo en la cocina, pero no en la caja de cosas de la cocina. Un problema de clasificación es todo lo que les queda a las cosas. Y una utilidad futura. Y esa conciencia pesada de que no quiero perder esas cosas, pero sin saber bien por qué. Ganas de tirar todo y empezar de nuevo. Pero entre todas esas cosas apareció un viejo Lucky Lucke y me acordé de por qué la sopa.