jueves, abril 16

memoria

Acabo de notar que hace dos años y medio que no escribo acá. Seguramente ya tuve este mismo pensamiento, con otros plazos, en el pasado, pero no lo recuerdo.Hubiera jurado que hacía menos de un año. El sábado fuimos con E a tomar algo a un bar en Caballito. Antes de llegar, E me dijo que el lugar que yo decía era un café Martinez. Lo negué. Estaba
equivocado. Cuando llegamos le dije que evidentemente habían cerrado el otro lugar -mucho más lindo, al menos más palermista- hacía muy poco porque, hacía una semanas, en Marzo, había tomado una cerveza con Milton en el bar anterior. Ella dijo que hacía más de un año que era un café Martinez y yo pensé que habría tomado una cerveza en el café Martinez sin darme cuenta del cambio. Esa noche me acordé que el mismo día de la cerveza había visto el tatuado el poema de C. Tinajero en un antebrazo famoso. La cerveza había sido en marzo del 2008, meses antes de la instalación del café Martinez.
Podría decir muchas situaciones de este tipo. Hace unos meses me di cuenta que el año 2008 se borró de mi mente. No es que lo haya olvidado, sino que rompió con todas las continuidades del tiempo. El año pasado murió mi viejo y todo quedó tomamado por eso y por su enfermedad y por los quilombos que vinieron después y de los que me sigo ocupando. Pero para otras cosas, en cierto sentido para las cosas más felices, el año 2008 quedó suspendido en un tiempo propio y aislado. Diciembre del 2007 es, en un punto, más cercano que diciembre del 2008. Incluso hay amigos a los que casi no vi en el último años de los que tengo la sensación de haber cenado ayer. Hace unas semanas le pregunté a Mariano como le había ido en un examen que tenia que rindió en abril del 2008.
Es raro, porque me pregunto en que tiempo dejará mi memoria las cosas que pasan ahora.
Acabo de recordar que hace casi un año pensé que quería postear algo sobre mi viejo. Obviamente no era nada ni parecido a esto. Pero este post, sin embargo, no dejar de ser sobre él.

miércoles, diciembre 13

Y que cumplas mucho más

Un feliz cumple para Tobe.

viernes, noviembre 17

clips modernos

Entro a gmail y aparece el primer clip de la web que abro en mi vida: "'Atrapada en el limbo': toma con humor la crisis de los 30. Cómo romper con todo lo establecido... Esto nos desvela Silvia Grijalba en su última novela."

Una mierda este control global de todo. Quién es gmail para venir a hablarme así?

miércoles, noviembre 8

8 de noviembre, 9 horas, 59 mintuos, 12 segundos.

Este blog es un desastre. Y eso porque es como todo. Hay que dar tiempo. Dejarle tiempo. Mi amigo Dani, una vez, no lo dijo así, pero algo así dijo, o al menos así intento recordarlo. Para algunas cosas -él se refería a algunas en espacial, no a todas - hay que tener tiempo de no hacerlas. Perder el tiempo sin hacerlas. Tiempo para pensar, dijo él, pero no se refería a darle vueltas a las cuestiones para ponerlas al derecho. No. Creo que se refería, justamente, a tener el tiempo de no hacerlas. A derrochar todo el tiempo, como si el tiempo no fuera algo economizable. Quiero decir, el tiempo, claro que puede ser algo planificado. La cuestión es que para algunas cosas tiene que dejar de serlo, incluso el tiempo de esas cosas. En fin, la cuestión es que yo no es que no tenga tiempo para escribir, es que el tiempo que tengo para escribir está en la lista, junto con todos esos otros tiempo para estudiar, trabajar, cenar, viajar. El que nunca tiene tiempo es el techo, claro, ni el ombligo, ni el amanecer. A veces E se queja de que yo tampoco derrocho el tiempo. Tiene razón. Más que una recta, el tiempo es como el agua. Tiempo para hacer la plancha quiero decir.


Quiero aprovechar estos minutos al aire para mandarle un saludo muy grande a Dani, que no sé si lee esto o no, pero el saludo está ya dado. Y decir que, desde ya, desde que empezó esto, le debo algo escrito, para él. Un saludo claro. Y una cierta necesidad de escribir alguna de las muchas cosas que aprendí cerca de él. Digo esto, claro, porque no tengo tiempo para un llamado. Pero no es por eso. Ni por nada aprendio. Salú

viernes, noviembre 3

equis

Desde caras cínicas hasta sencillísimas acusasiones de analítico-liberal.
De alguna manera todo esto me puso bastante triste. Por otro lado, como le dije a alguien hace poco, no me sorprende. Lo que no sorprende, entristece, aunque S. no esté de acuerdo. Una lástima.

martes, octubre 3

Cajas llenas de sopa

La historia de la sopa en lucky lucke

Hace poco mudanza, parte de mudanza en realidad. La parte de guardar cosas, apilar cajas, la primer parte, la más fea en un punto, la que deja los lugares vacíos, inhabitables. Futuro de mudanza, pero entre el futuro y ahora, la mudanza propiamente dicha, futuro posible, seguro, pero no inminente. No hay nada más planificado en el mundo que una mudanza, aunque sea con apuro. Una aburrida ontología fisicalista del hogar. Cosas, cosas y más cosas sin sentido, vueltas inútiles. Puro inventario de cosas aisladas. No hay relaciones, todo es mudo. La mudanza aniquila el mundo. Y sin embargo todo está ahí, en las cajas de cartón, desordenado o prolijamente embalado, no importa. Porque todo es pesado y frágil al mismo tiempo – lo pesado y frágil es lo opuesto a lo delicado: un gordo de barro cocido más que una princesa de cristal.

Todo es viejo, por ejemplo. Las cosas apiladas, salvo, quizá, lo libros, son viejas,. Las cosas usadas no están para ser guardadas. Se arruinan. El tiempo se vuelve recta numérica y el pasado ya no está ahí. Sólo las cosas. Por ejemplo, una cuchara de madera puede ser algo lindo en la cocina, pero no en la caja de cosas de la cocina. Un problema de clasificación es todo lo que les queda a las cosas. Y una utilidad futura. Y esa conciencia pesada de que no quiero perder esas cosas, pero sin saber bien por qué. Ganas de tirar todo y empezar de nuevo. Pero entre todas esas cosas apareció un viejo Lucky Lucke y me acordé de por qué la sopa.

Nunca puedes tomar dos veces de la misma sopa

Como mudarme a la casa de mi chica es una gran fantasía, y como en la casa de mi chica vamos a quedar un poco apretados, ennosmismados, y como las cosas se hacen pesadas, decidí, o más bien fue estuvo decidido, que muchas de las cosas, de las viejas cosas y de las nuevas, iban a quedar en cajas en el garage de la casa de mi vieja. Muchas cosas. Y de todo tipo. En general nada grave, salvo, claro, los libros. Pero tampoco todos los libros van a venir. Entre ellos los Lucky Luke, los asterix, las sexhumor, los tintin. Y como despedida, antes de cerrar la caja que no sé cuándo se va a volver a abrir, los miré. Los tintin los tenía leidos este verano por una monografía de TT que, después de tanto hablar del tema, me dieron ganas de volver a leer el protofascismo infantil. Excelentes. Pero lucky luke no, creo, desde los quince. Y en particular uno que no me acordaba que existía, donde ll tiene que acompañar el tendido de la primer línea de telégrafo entre equis lugar en el oeste y equis lugar en el este. El jefe de telegrafistas se va volviendo loco a lo largo de la historieta. Y su locura es bastante singular. Manda mensajes, a modo de prueba de las líneas nuevas, sobre la sopa. Todo empieza con un “el nene no quiere tomar la sopa” y deriva en una sopa permanente y cambiente que aparece todo el tiempo en mensajes sin sentido, desde la sopa esta fría hasta sopas en el horizonte. Devenir loco de la sopa, significante partido o lo que sea que la francesidad pueda deconstruir sobre la sopa de ll, la sopa quedó conmigo. Pero no lo sabía.

Todos estos años, a la hora de decir algo que no sé muy bien como clasificar, lo llamo sopa. Mi computadora está llena de archivos que se llaman sopa 1, sopa 2, sopa 3, soopa, soppa, sopaa. Nombre posible para cualquier cosa, un libro sopa, Gombrowicz sopa –Gombrowicz es particularmente sopa, un literartura de la sopa, sobre todo el F-, parcial de Heidegger sopa, situación sopa, chica sopa, noche sopa, droga sopa y eso sí que es una gran fantasía. Ninguna relación con lo que puedan encontrar en el referente sopa, o sólo alguna, quizá, pero no importa. Siempre me gustó la sopa, por otro lado, especialmente las sopas crema, pero en general cualquier sopa, caldo, sopa de espárragos, sopas frías. Pero no tiene nada que ver. La sopa es lo contrario exacto de cualquier mudanza, aunque claro, las mudanzas también son sopa. Y ll se queda en una caja.

(Mi chica, graciosamente, también usa la palabra sopa para cosas que nada tiene que ver con la sopa, aunque en su caso, sopa, es algo muy distinto. Sopa de mosquito dragón, cuando yo siempre me sentí Piernas Locas Crane)

lunes, octubre 2

Fumanchu

Sólo quier decir, en mi defensa, que estoy completamente en contra de esa suerte de poética del bar que escribí más abajo: ¿diletantes, borrachos, conspiradores? No son más que el efecto de un síndrome imaginario de abstiencia. La indignación, o la verborragia ante el abismo. Si todavía sobrevive la entrada de abajo, es porque esto es el diario de la decadencia de un fumador. No queremos ahorrar nada.

Ayer a la noche fue el primer choque con la realidad, exitoso igualmente. Festejo de cumpleaños de ML, fuimos a comer sushi a palermo. El gordo de la entrada dijo que no cuando le pregunté si todavía existía el sector fumadores. Yo, manso ante el acontecimiento. Me senté en una mesa, todavía no había llegado ML, y me puse a leer un texto impreso que tenía que leer. El lugar era sumamente palermero y de solo mirar a la gente no se podía saber quienes fumarían. Solo se delataban los que salían a la calle. Cuando llegó ML todo se volvió más dificil. No podíamos hablar de otra cosa. Él salió a fumar y volvió con información de cómo funcionaba la ley antitabaco en alemania, suecia y españa -fumadores del mundio, uníos. Europa, claro, más liberaral que acá. Mi turno llegaba después que el sushi y quedó postergado. Resumiendo, después de que toda la gente que comía en el patio abierto del fondo huyera por un lluvía divina y breve, conseguimos mesa afuera -la moza aclaró que no siempre íbamos a poder cambiarnos de mesa todo el tiempo (??). Y fumamos, claro. La ley antitabaco hace más fácil preguntarle en un bar que fumar un cigarrillo, claro que una cosa sin la otra no sirve para mucho. ¿Será un efecto buscado? ¿Cómo será KM el próximo sábado? ¿Todos en la calle? ¿Diría ME que lo telúrico es antitabáquico?

domingo, octubre 1

pequeños fascismos del capitalismo tardío


De alguna forma, por muchos años, estuvimos juntos. Un trío. No siempre el costicismo era de a tres. Como todo costicismo, muchas veces yo veía sólo a una. De hecho hubo un largo tiempo, casi todo el 2004, sin F. Los últimos meses, en cambio, ví poco a B, y siempre de a tres Pero, algo, algo como una tradición, digamos, un cierto acontecimiento fundador, siempre nos mantuvo juntos.
Hasta hoy. Hoy algo cambió. El trío devino triángulo. Y los triángulos, se sabe, siempre son complicados. Aunque se sepa, aunque todos sepamos, los celos aparecen. El triángulo deviene, a la larga o muy rápidamente, línea, o nada. En este caso línea y no sé todavía qué hacer. Ellas dos, ahora, radicalmente separadas. Yo, exiliado, tengo que tomar una decisión. ¿Fumo adictivamente o sigo yendo a bares?


Al margen de esta cuestión, quiero decir que el higienismo social de la nueva ley del gobierno de la ciudad parece no entender nada de bares. No cuestiono a la gente a la que le molesta el cigarrillo, ni siquiera su derecho no ser molestada más. No cuestiono que no se pueda fumar en restaurantes, cines, gimnasios, etc. Pero ¿desde cuando los bares son lugares saludables? Son lugares dedicados a las conversaciones inútiles de gente esencialmente improductiva y diletante. Son lugares para perder el tiempo en convesaciones que no conducen a nadas. Comunidad de los que derrochan el tiempo. Enamorados de sus propias palabras: amantes, borrachos, fracasados, filósofos de café, conspiradores frustrados, etc. etc. Un bar es algo insalubre, sucio, lleno de falsos amigos, amigos de café, miradores voyeuristas de la gente que pasa. Un lugar para estar solo en forma inauténtica. Ahora, parece, más que bares, lo único que va a quedar en buenos aires, son esos lugares limpios y bien vestidos, todos iguales, gallego reformado con pantalla plana o confitería palermera. Un avance más del orden social. Los más pequeños adictos de esta sociedad, los fumadores, marginados. Y el resto de los adictos??

errancias

Pareja fulminante: Raffaela y cartas de amor de Derrida. Sábado, son las 2am y un mensaje en el celular, incomprensible en todo, salvo en la incomprensible voz de dormido que dice todo respecto a cómo cerraré la noche: destinoerrancias derrideanas y amores vulgares en CD. Originalmente el plan era otro. Pero, se sabe, los planes no siempre llegan a destino.

martes, septiembre 12

Potus melancólico

E dijo que yo me había emocionado. Domingo, media noche y repetición exitosa del domingo anterior: fondue (una vez con aceite, otra con queso), pictionary y amigos. Y yo dije que estaban buenísimos estos planes de domingo y E dijo en voz alta, para todos, que la Esti se había emocionado. Entonces empezaron la acusaciones. Que yo me emocione parecer violar el famoso PNC. O soy yo, o me emociono, pero las dos cosas juntas no van, salvo, claro, que quien lo diga sea una planta. ¿Las plantas creerán que me emociono? No es un gran consuelo. Quizá la cuestión, toda la cuestión, pasa por la emocionalidad de las plantas. Por su incapacidad de expresarla. Pero, todos sabemos que las plantas expresa sus emociones, o lo que sea. Las expresan en forma más radical que nosotros. De alguan manera, la cara -rostro para la francofilía- nos salva. Las plantas son pura emocionalidad. Una pasión triste es, para ellas, la decadencia entera del cuerpo y de la vida: hojas chicas, mustias, pálidas, pocas flores. Diríamos, nada de emociones pasajeras. Una planta ciclotímica podría cambiar de afecto cada tres o cuatro meses. Con la cara, los vivientes humanos, podemos tener muchas emociones seguidas, casi indiferenciadas en el tiempo y, con eso, preservar el cuerpo sólo para las emociones a largo plazo, y a veces, ni siquiera. Sin cara, digmos, seríamos todos puro síntoma psicosomático y sólo un lento devenir.
La cuestión es que fui acusado de anemocional. Y me quedé pensando. Esa misma noche había contado que casi nunca lloro y cuando lloro, en realdiad son las situaciones donde debería llorar muchísmo y sólo lloro un poco. Por algo será, claro, tanta preservación de las emociones. Soy tímido para llorar en mi presencia. Todo empezó en algún momento a los 17 o 18 años, donde, después de llorar mucho frente a alguien que no quería que me viera llorar, me dije a mí mismo que no quería llorar más. Raro lo perseverante de mi decisión. Y tanta confesión

miércoles, septiembre 6

La culpa es del despertador

7:00 am. Debería estar en un avión rumbo a córdoba y, en cambio, estoy, todavía medio dormido, en casa. Imaginen el resto.

viernes, septiembre 1

Odiado

Hoy a la mañana ataque de furia contra la vida. A veces me agarran. Hoy había una reunión, una almuerzo, en realidad, de trabajo. Un festejo, una celebración de trabajo. Una parrilla, mucha comida, vino, etc. Todo bien, claro. Pero era de traje, y ya no tengo traje. Y era formal y a veces odio lo formal. Y eran charlas aburridas con gente aburrida sobre temas aburridos, donde hay que tratar de ser simpático. Y, desde el calor de la cama, todo eso parece una sobrexigencia insoportable.
Después fue el café, mirando mails, galletitas, cigarrillos.
Después llegar al trabajo, sin traje y descubrir que nadie estaba de traje.
Después el vino, el chori, la carne, más vino. Y las historias, aburridísimas, de cheques rechazados, ordenes de compra, enfermedades, rulemanes y fútbol. Y yo hablé, a falta de futbol, de ordenes de compra, cheques rechazados, la amenza china, la cicatriz de mi chica, el mantenimiento predictivo industrial. Escuché comentarios de derecha, bastantes. Imposible matizarlos, pero increiblemente, en contexto, no son tan odiosos.
Y no la pasé mal. Finalmente, medio borracho, volví a la oficina y no la había pasado mal y nada era tan grave como desde la cama.

lunes, agosto 14

hábitos indecidibles

Mañana, 7:20 am, salgo a Bahía Blanca. La ciudad de... ¿la merluza? Para el regreso, tendrán el diario de viaje más excitante que hayan leido: "36 horas en BB"

kill me softly

Fui en pleno furor clausurita post crogmanon, por recomendación de mi hermano. Buenos Aires posguerra, todo cerrado salvo las milongas, casa chai y kn. La primera vez fui solo y casi me violan en el baño. Pero fue un alivio encontrar un lugar abierto, y lleno gente rara. Volví a ir un par de veces, ese mismo verano, en plan cita y en plan preguntále. Con mi cita, volvía ver a la misma gente que había visto, unas semanas antes, en una fiesta a la que había ido con mi amigo NB, donde él se encontró con su amiga MS. Incluso saludé alguna gente y le conté a ella, a mi cita, quienes eran. También pensé en una chica que había conocido en esa fiesta. Cuando me había acercado a ella y le había dicho que creía conocerla de algún lado, con su mejor energía negra, me sacó cagando. Un rato después charlamos y descubrimos que los dos teníamos tritones y que a ella le llovía el techo del cuarto y a mi no. Mi cita me dejó un par de semanas después por un chongo que conoció en Salta y yo conocí, casi al mismo tiempo, el cuarto donde había llovido y a la tritona. Nunca volví a ir a kn.

Pero últimamente todo el mundo anda preguntando por ese lugar. Un clásico de la noche porteña, parece. Clásico de clásicos en sólo 18 meses. Y yo me vengo a enterar, recién ahora que no se llama Kill me Novack, cual western colombiano, sino Kim y Novak.

martes, agosto 8

La costicista (mon amour)

Hay días en los que quiero mucho a mi chica. Ella es una gran fantasía, es linda, nos divertimos juntos, etc. Son la mayoría. Importan, claro, quizá son los que más importan, pero sólo de alguna manera. Pero a veces, otros días, descubro por qué pasa todo eso. Algo que ella dice, algo serio o boludo, pero siempre importante, una cara, algo que hace sin pensar en mí. Algo que puede, incluso, estar dirigido a mí, claro, o a cualquier otra persona, o a ella, o a algo inanimado, o a un libro: a cualquier cosa, digamos. Y entonces soy espectador. El amor siempre es ser un poco espectador. No únicamente espectador, o al menos, eso, el amante-espectador puro me parece un garrón como amor. Pero algo, decía, que ella hace, hace aparecer eso por lo que ella me gusta. No tiene que ver con los que tenemos, con la vida juntos, cosas en común, la experiencia de a dos. No. Es algo totalmente ajeno a mí. Algo que disfruto como voyeurista digamos. Algo que me hace pensar que quiero a esa chica enamorada de mí.
Algo que no es del orden del placer, sino de la admiración y el respeto. Ya sé que esto último, el respeto, puede parecer horrible dicho del amor. Pero no es así, salvo que se entienda mal, pacatamente. De pronto, E, haces cosas que te hacen totalmente fascinante. Sentir respeto por alguien, lo contrario de sentir lástima, cariño, refugio o miedo. De pronto, decía, esas cosas me hacen dar cuenta de porqué me gustas. Y eso, repito costié, no tiene nada que ver con todo lo que tenemos. Sino con esos que sos que me vuelve loco de ganas de estar con vos. Cómo ser fiel a eso, más allá de todo lo que somos juntos. La respuesta es obvia, claro, pero la fascinación, nunca es obvia sino evidente y siempre nueva.
Ser el voyeurista es un desdoblamiento, pero no una pérdida. No es que se pierde, justamente, el ser actor o algo así, bien inmiscuido, sino que gano eso de vos, vos, que hace que me vuelva loco, y que nunca va a ser, por así decir y por suerte, mío.
Ayer y hoy son esos días donde me doy cuenta que sos genial y de que quiero estar con vos. Que estoy con vos y que quiero.

Ontología

Llego 2 horas tarde al seminario. No queda nadie salvo el profesor dramaturgo que me mirar raro cuando le digo que vengo a su seminario. Ya terminó me dice. Pero, supongo, después recuerda que es su primer seminario, que el representa la vanguardia de la mereología formal al sur del río grande, y que el proselitismo es la base de cualquier carrera académica. Se vuelve simpático y me explica que en realidad no explicó nada, que sólo fue una introducción al tema. Me mira y auncia que varios heideggerianos se fueron después de su introducción. Espera algo así como que le diga que no soy heideggeriano y yo quiero decirle que sí lo soy. Pero sólo digo ¿por lo de ontología? No sé, me dice, sabés de qué se trata?. Pienso que estoy rindiendo examen de programa, pero le digo que yo estudié fenomenología. El diálogo no avanza y vuelvo a decir que estudié fenomenología. Sólo dos horas después me doy cuenta que no hay algo así como una materia que se llame fenomenología. Finalmente el dice algo de la tercera meditación y ahí empezamos a entendernos. Empieza a mostrarme los textos que tengo que bajar de una cuenta de gmail que abrió para la materia. Me dice el nombre de la cuenta, me dice el password y yo insisto varias veces que también necesito el usuario. El me dice el nombre de la cuenta y yo digo que ya lo antoé pero que necesita el usuario. Es el mismo, me dice y yo entiendo. Lo saludo, le doy la mano para saludarlo y me voy.
Todo el día fue así. Me siento muy simpático pero no logro entender nada de lo que sucede afuera.

Igual me pregunto por esas raras coaliciones de personas que se disputan una palabra. Ontología. Decir ontología y proponer un lenguaje formal parece ser un chasco para alguna gente. Igualmente supongo que ningún heideggeriano habrá ido al seminario. Las disputas fantasía de la facultad, en general solo ocurren en las mentes de uno solo de los involucrados.

Creo que sigo sin poder comunicarme.

martes, agosto 1

Equis

Alguien estaba hablando, me estaba hablando. Del cáncer. Yo le había contado que mi primo habían tenido cáncer y que había se había curado, ella me contaba de alguien que conocía que tenía o también había tenido cáncer. Lo que se dice una conversación horrible, chusmerío morboso, las habladuría propiamente dichas. Estábamos en Nanaka, que era como mi casa en ese momento, Ricagno, Tobe, a lo mejor Dani, no me acuerdo, Sole y alguna gente más. A la gente que no le gustan los bares les cuesta entender las mesas de los bares. Hablábamos del cáncer y de pronto me acordé. No fue un recuerdo propiamente dicho, los recuerdos tiene referncias, hay personas, sentimientos, situaciones. Esto fue mucho más abstracto, casi un concepto, la idea de que un amigo mío, hacía mucho, había muerto de leucemia. No tenía con qué sostener este recuerdo, no me acordaba quién, ni cuándo, no me angustiaba recordarlo, ni me excitaba la historia. No tenia idea, pero estaba seguro, en forma totalmente impersonal, como si fuera una cuenta, algo que se sabe pero que no nos importa.
Un par de días después le pregunté a mi viejo. Me dijo que sí, que cuando tenía cinco años, un amigo, el hijo de una amiga de mi mamá que vivía en el mismo edificio, había muerto de leucemia en muy pocos meses. No creo que vaya a acordarme nunca de él.

jueves, junio 8

Escándalo II

Hace poco, en una fiesta, el cumpleaños de mi ex - y futura - profesora de francés, se acerca un amigo de mi chica y me dice, de la nada, como si yo pudiera entender, que qué buena onda que soy. Qué buena onda, me dice después, por dejarla venir así. Ella estaba con una remera transparente, muy costi, y un corpiño negro abajo, muy costi también, aunque la palabra corpiño, como la palabra bombacha, tanga, etc. parecen haber sido inventadas por alguien que realmente quisiera borrar todo lo costi de la tierra. Mi chica, muy costi y muy oronda, se paseaba por la fiesta mostrando su corpiño negro y yo, de alguna manera, tendría que haberla reprimido, cuidado, o lo que sea que se espera de un buen novio.

No puedo creer que alguien tenga ese pensamiento. Hace muchos años, cuando todavía era posible esta mentira, conocí una chica que les hacía creer a todos sus amantes, ocasionales, permanentes, que ellos eran el segundo hombre con el que cogía en su vida. El primero era inverosímil, claro, pero ser el segundo, decía ella, los excitaba. Por supuesto, nosotros nunca nos acostamos. Y ella, increíblemente, vivía en el departamento que le pagaba un gordo sindical, el segundo más cornudo de la historia. Hasta que, claro, la echó.

¿Alguien me puede explicar?